Martín Moreno-Durán
22/02/2017 - 12:00 am
De cómo crucificó Peña a Elba Esther
+ El fondo: razones políticas + Gordillo se irá a casita Como periodista, siempre he creído y escrito que Elba Esther Gordillo ha sido una calamidad para México. Sin duda. Por las razones que todos sabemos: su daño a la educación básica; su enriquecimiento desmedido; su corrupción; sus excesos; sus alianzas políticas con Los Pinos; […]
+ El fondo: razones políticas
+ Gordillo se irá a casita
Como periodista, siempre he creído y escrito que Elba Esther Gordillo ha sido una calamidad para México. Sin duda. Por las razones que todos sabemos: su daño a la educación básica; su enriquecimiento desmedido; su corrupción; sus excesos; sus alianzas políticas con Los Pinos; su inmenso poder. Allí están mis columnas para revisarlas. (Ver también libro Abuso del poder en México. Capítulo “Elba Esther: la bruja del cuento”. Martín Moreno. Edit. Aguilar).
Y también, como todos sabemos, Gordillo está en prisión desde principios de 2013. Cierto: fue un manotazo al escritorio por parte de Enrique Peña Nieto. Un golpe de autoridad. Un ajuste de cuentas político. Nada menos.
No, no se crea que Peña encarceló a Elba Esther para mejorar la educación básica, ni para eficientar al sistema educativo. Las razones fueron de estricto cálculo político.
El pasado viernes 17 de febrero, se dio a conocer que Gordillo saldrá de prisión en próximos días, por dos factores: su edad (cumplió ya 70 años), y las enfermedades que padece y que, según su defensa, ameritan atenciones que no existen en la cárcel. La justicia ya autorizó el arraigo domiciliario.
Muy pronto, Elba Esther se irá a alguna de sus lujosas casas.
Por eso, es más que pertinente contar parte de la historia.
Y aclaro: este texto no es escrito ni con la intención de limpiarle la cara a Elba Esther Gordillo ni, mucho menos, eximirla de culpa alguna. Nada más alejado de la realidad. Ni es el espíritu ni sería yo la pluma indicada para ese propósito.
Empero, como periodistas, tenemos la obligación de investigar, de profundizar, y de revelar – hasta donde sea posible-, las verdaderas razones sobre lo que ocurre detrás de los hechos en nuestro país. Qué los mueve. Qué los motiva. Y cómo se ejecutan.
¿Por qué fue enviada Elba Esther Gordillo, realmente, a la cárcel?
Conozca usted, lector, la siguiente historia (Extractos del libro “Los demonios del sindicalismo mexicano”. Capítulo “Elba Esther: La Quina de Peña Nieto. Edit. Random House/Aguilar):
“Febrero 6 de 2013.
Esa noche – precisamente en su cumpleaños 68-, se decidió el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo.
Dos momentos.
Primero:
Al calor de los brindis, de la camaradería, de las felicitaciones, en un restaurante de la exclusiva zona de Santa Fe en Ciudad de México, se celebraba el cumpleaños de la maestra, la aún todopoderosa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Allí, con ella, políticos, amigos, líderes seccionales, colaboradores. Familia. Música. Regalos. Fiesta. Con las copas llegaba la inevitable plática política -¿de qué más?-; Gordillo comenzó a criticar y a cuestionar al gobierno entrante de Enrique Peña Nieto, con quien mantenía una relación estrictamente institucional. Ni cercana ni amistosa. Ni aliados ni amigos.
Pero a la maestra se le olvidó una máxima: siempre hay unos ojos que ven y unos oídos que escuchan.
Segundo:
Ese mismo día, a esa hora nocturna, en Los Pinos, apenas con sesenta y seis días en el poder presidencial, el priista Peña Nieto tenía una reunión con sus hombres: Luis Videgaray, amigo, confidente, integrante del poderoso Grupo Atlacomulco, secretario de Hacienda; Miguel Ángel Osorio Chong, colaborador, operador político, cabeza del Grupo Pachuca, secretario de Gobernación; y Jesús Murillo Karam, abogado, integrante del grupo político de Manlio Fabio Beltrones, procurador General de la República. El tema era uno: Elba Esther Gordillo.
De alguna manera en Los Pinos se enteraban, justo cuando estaba ocurriendo, sobre las críticas que Gordillo –aliada del poder presidencial con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón-, lanzaba en sobremesa, la noche de su cumpleaños, en contra de Peña Nieto. La escucharon. La enjuiciaron.
Las acusaciones: ir en contra de la reforma educativa, criticar al Presidente, ser adversa al grupo en el poder desde que Peña era gobernador del estado de México.
El veredicto: culpable.
El castigo: la cárcel.
Ni defraudación fiscal ni lavado de dinero ni delincuencia organizada…por el momento. Los cargos eran razón de Estado: ser contraria a los designios de Los Pinos.
El único que se opuso un tanto a su encarcelamiento porque no veía un sustento jurídico sólido, fue el procurador Murillo Karam, quien mostraba sus dudas.
Pero la decisión ya la había tomado el “grupo compacto” mexiquense. Pragmáticos, eliminando cualquier escrúpulo u obstáculo, vieron titubeante al procurador Murillo Karam. No habría problema. Como operador encomendarían el “Expediente Elba Esther” a un funcionario cuya ética es negociable: Alfredo Castillo, entonces Subprocurador de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparos de la PGR. Sí, el mismo fiscal que encubrió la desaparición de la niña Paulette Gebara Farah. (Ver “Paulette, lo que no se dijo. Martín Moreno. Edit. Santillana/Aguilar).
Asunto solucionado.
Hombre de rencores, Peña Nieto ajustaba cuentas.
Veinte días después, Elba Esther Gordillo era detenida en el Aeropuerto Internacional de Toluca.
“No saben la que voy a armar…”, amenazó Gordillo a los agentes federales que la detuvieron.
Esta historia aún no termina”.
*****
Proseguimos con aquel texto sobre el caso Elba Esther Gordillo:
“Enviarla a prisión obedeció, más que a un intento de hacer justicia a la educación básica en México y de sanear al sindicato magisterial, a razones eminentemente políticas.
Peña Nieto nunca vio con buenos ojos a Elba Esther Gordillo.
Conozcamos un pasaje:
Cuando era gobernador del Estado de México, Peña Nieto recibió la visita de Elba Esther y de uno de los consentidos de la maestra: el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. Eran las semanas previas al nombramiento del candidato del PRI a la gubernatura mexiquense. Nada menos que el sucesor de Peña.
-No te conviene dejar a del Mazo…ni garantizará el triunfo y sí afectará tu imagen-, le dijo Elba a Peña Nieto.
Gordillo tenía razón: Alfredo del Mazo Maza –hijo del ex gobernador Alfredo del Mazo González, frustrado candidato presidencial en 1987 y una de las cabezas del grupo Atlacomulco-, favorito de Peña para sucederlo en la gubernatura –son primos-, se mostraba con escasa fuerza para ganar la gubernatura, apareciendo en algunas encuestas prácticamente con empate técnico con el perredista Alejandro Encinas. La tradicional supremacía política priista, y del Grupo, estaba en riesgo con del Mazo, un junior sin carisma.
Del Mazo no debe ser el candidato, le dijeron Elba Esther y Moreira al futuro Presidente de México.
Peña Nieto sabía que sus visitantes tenían razón. A pesar de su afecto personal con del Mazo, no le garantizaba la victoria en las elecciones del 2011.
Finalmente fue el ecatepense Eruviel Ávila el candidato en el Edomex, ganando sin ningún problema la elección por el PRI.
Pero a Peña Nieto no le agradó que Elba Esther y Moreira le fueran a decir qué hacer en la entidad que los integrantes del Grupo Atlacomulco ven como de su propiedad. Aún más: le molestó que le indicaran a quién no postular como su virtual sucesor. Fue una muestra de soberbia: ir en contra de los designios del poderoso grupo mexiquense”.
Hasta aquí el texto.
*****
¿Hubo ya algún acuerdo político entre Peña Nieto y Elba Esther Gordillo para que ella saliera de prisión? No se sabe todavía.
¿Habrá revancha de Gordillo contra Peña Nieto? Es muy posible.
Lo único previsible, es lo dicho en mi libro: esta historia aún no termina.
TW: @_martinmoreno
FB / Martin Moreno
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